martes, 7 de abril de 2015

Apuntes de la Semana Santa 2015

Ya queda menos para la próxima Semana Santa. 20 de marzo del 2016

La Semana Santa, por tierras zaragozanas suele comenzar desde hace unos años con el Dominum Nostrum, de la fantástica asociación Terceroles, Dominum Nostrum pregona así la entrada de los santos días, adelantándose incluso al concurso de bandas del pabellón #joseluisabos de nuestra capital.

Dominum Nostrum abre literalmente las puertas de la Semana Santa en Zaragoza. Este año estuve, con mi mujer, en una de las alas de la iglesia- museo-sede-alfa y omega de las cofradías mañas.
La asociación terceroles quiere emocionar, busca empatizar, humildemente da la mano, y regala una sonrisa a todo aquel que entra en San Cayetano un par de semanas antes del viernes de Dolores. Y no somos pocos. Fuimos los "twenty thousand" que mencionaba Jesús Superstar refiriéndose a las masas que le recibieron en Jerusalén, y que parecíamos estar aquella noche allí recibiendo, con palmas, cada intervención.( Ministriles, huertos, espinas, capirotes, premiados, cruces de guía y añorados) A todos los que nos picó el gusanillo de pequeños tuvo que gustarnos la propuesta, indiscutible. Desde la asociación tratan de contar, hacer ver, oler, abrirte los sentidos, reducir a una hora larga cada año lo que sienten las personas que con fe disfrutamos de esto. No voy a contar los momentos que allí se vivieron porque ya los han descrito desde varios medios, y todos bien criticados y laureados. Yo les agradezco enormemente que ofrezcan a la ciudad ese montaje, necesario, por muchos años mas. Y crear escuela, y leyenda. Todo lo que quieran hacer está en su mano y en su mente, ellos tienen el camino delante, y su propia piedra también. La emoción la mata el plástico de la técnica, los errores técnicos, no pocos, son golpes de flagrum . No dejen que su amor a lo que hacen se ennegrezca por la falta de ensayo o de empatía por parte de los del cable. Ustedes ponen el corazón, y nosotros se lo cuidamos durante ese tiempo. Es mi sincera opinión, la de un licenciado en Arte Dramático.

La Semana Santa se nos vino de golpe, yo bajaba con la prisa que permiten los atascos de la operación salida hacia Jaén, y tuve que enterarme de lo que pasara gracias a los amigos de Pasiónzgz y su preciosa aplicación para móviles. Ay, el twitter... Si a veces dejáramos de mirar la pantalla podríamos ver lo que tenemos delante, en la calle.
Mientras, en Zaragoza el buen tiempo empujaba a la calle a los zaragozanos inquietos y ávidos de nervio y procesión, de incienso y vermú, quemando zapato, monedero y lengua. No se si los de turismo quedaron saciados en la venta de su producto, pero los que profesan la fe, y ejercitan la emotividad sin duda que lo hicieron. Y la Semana Santa de Zaragoza floreció.
En Torredonjimeno bajo los grados centígrados recorrieron sus calles todas las cofradías, como un año más. Afluencia de gente, siempre. No en vano es la quinta población Jiennense en importancia, refiriéndonos a su semana mayor. Nosotros, los nazarenos, volvimos a salir una vez más al punto de la mañana, así haciendo honor a nuestros ancestros que fundaran la hermandad allá por 1595. Y mi tío Indalecio meció y saboreó los compases de Jesús de la Humilad, antes,dice, dicen, de colgar el costal el año que viene, ya veremos si le dejamos. Que si él cojea, imaginen si cojea Él.

En mitad de la Semana, otros cristianos, en Kenia, sufrieron su propio calvario a mano de los fariseos, desde aquí mostramos nuestro dolor y nuestro pésame, y nuestra repulsa a cualquier forma de violencia.


Sin más, porque como antes se ha dicho, ya todo está escrito, todas las crónicas redactadas. Esto han sido simplemente pequeños apuntes que no debían quedarse en el tintero, ni en el recuerdo lejano, ya.

roscos, ponche, velas, y calor paterno.




martes, 3 de marzo de 2015

Pilato, Mármol manchado de Sangre

Poncio Pilato, prefecto de Judea entre el 26 y el 36 D.C, se había levantado con cierta cefalea, la boca seca, y un enorme desprecio hacia Tiberio y su decisión de mandarle con esos seres inquietos y alborotadores que parecían no tener fin. Un avispero, una trampa. Pidió agua y se lavó la cara, la boca, los pies y las manos.

La vida en el pretorio bajo el sol del desierto era, cuando menos, agobiante. Competir con el rey de esos bárbaros, Herodes,el de Galilea, entender sus leyes religiosas, y a sus mandatarios oscuros como los cuervos, obligado por la historia misma de Roma. Tan sólo pensaba que le dieran el tributo al que salía en la moneda, como ya dijo Aquél, ese que iba a tener en suerte ante su rostro esa mañana misma.
El día pintaba largo y tendido, como la espera para procesionar de un Jueves Santo cuando tocan a las ocho y son puro despertar del día. En estas estaba, y llegó la turba una vez más, empujando y entrando al atrio. Ahí tiraron como el que se saca de encima un saco sucio al tal Jesús para que Pilato lo juzgara allí mismo por desacato a la autoridad religiosa, por envidia, tal vez, y por decir verdades, que asustan, esto sin duda alguna. 



"18:33 Entonces Pilato volvió a entrar en el pretorio, y llamó a Jesús y le dijo: ¿Eres tú el Rey de los judíos?
18:34 Jesús le respondió: ¿Dices tú esto por ti mismo, o te lo han dicho otros de mí?
18:35 Pilato le respondió: ¿Soy yo acaso judío? Tu nación, y los principales sacerdotes, te han entregado a mí. ¿Qué has hecho?
18:36 Respondió Jesús: Mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos; pero mi reino no es de aquí.
18:37 Le dijo entonces Pilato: ¿Luego, eres tú rey? Respondió Jesús: Tú dices que yo soy rey. Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad. Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz.
18:38 Le dijo Pilato: ¿Qué es la verdad? Y cuando hubo dicho esto, salió otra vez a los judíos, y les dijo: Yo no hallo en él ningún delito.
18:39 Pero vosotros tenéis la costumbre de que os suelte uno en la pascua. ¿Queréis, pues, que os suelte al Rey de los judíos?"  
                                                 Según San Juan


Y como el pueblo decidió que no, lo mandaron azotar, y Pilato volvió a lavarse las manos, en universal símbolo.

Flagelazione, Caravaggio

Atado a una columna, mismo símbolo que utilizara nuestra querida Virgen del Pilar, que de la columna hubiera sido. 

Ese momento, ese preciso instante, podemos disfrutarlo en gran variedad a lo largo y ancho de la península ibérica. Y hoy os cuento sobre un caso concreto.


En Zaragoza, una de las más hermosas cofradías, de rojo y blanco por estatutos, saca a la calle para honor y gloria de la ciudad una impresionante escultura del aragonés José Bueno, que obligaba al que escribe a bajar la mirada, y como un niño, se siente necesitado a filtrar la mirada entre los dedos. Ora la admiración, ora la pena enorme por el sufrimiento sometido al Señor. Necesidad de escapar, perfecta y verdadera sublimación del sentimiento humano ante el miedo. Atado a una columna manchada de sangre como las manos del tal Pilato, que ni el agua con limón palestino pudo arrancarle de los poros de la piel por la eternidad.

foto: web de la cofradía
Esta cofradía de la Real, Pontificia, Antiquísima, Ilustre y Penitencial Hermandad y Cofradía del Señor Atado a la Columna y de Nuestra Señora de la Fraternidad en el Mayor Dolor, con sus más de setecientos cofrades formados, sus tres pasos y su queridísima peana del cristo de la columna del siglo XVIII,la bellísima Virgen llena de sevillanía saliendo de Santiago, en un interminable ejemplo de procesionalidad emociona los Jueves Santos y le dan verdadero nombre a este día negro. Donde Santiago el Menor se viste de Cesaraugusto.


Desde este humilde blog felicitamos los setenta y cinco años que celebran, con todo el respeto que se le puede tener a aquellos que cimentan las firmes bases de muchos neófitos, llenan a los curiosos y apaciguan a los sedientos de fe.


Columna, flagelación, momentos previos al Ecce Homo, humillación, flagrum, Barrabás, manos, escupitajos, carne, sangre ,rojo ,mirada al blanco cielo, barbarie humana hacia los mismísimos dioses, hacia la mismísima esencia de la razón de ser, del ser. 









martes, 24 de febrero de 2015

Imaginación, Gubia, y Polvo

Después de llevarse el último bocado de pan a la boca, masticarlo pacientemente y tragarlo, sintiendo la dureza de la cáscara de la espelta, se levantó y se dirigió pacientemente al viejo taller, contiguo al corral. Uno de los tres pórticos del patio. Se anudaba la cinta de cuero a la muñeca y al pulgar, una vez más.

La luz de otoño se filtraba a través de las telas de lino que  colgaban de los marcos de las ventanas, impregnando de ocre y bizcocho el ambiente. Las motas de polvo y serrín bailaban variaciones de la Sílfide.

Las sandalias de cuero pisaban el antiguo albero en dirección al a sombra. Allí le esperaba la mole con olor a pña, monte y resina, de leño de Bolonia. Había aprendido a valorar la madera, a acariciar el tronco, y sentir las formas que habitan en el interior y que hay que sacar fuera.

Un niño observa desde el patio, apoyado tímidamente en un naranjo. El trabajo de la madera le gusta, lo ha vivido desde que tiene uso de razón. Todavía no puede usar la gubia, no por peligro, sino por respeto a la herramienta. Sueña con líneas curvas, ángulos imposibles, volutas, texturas y pinturas de oro. Mira con delicadeza el suave movimiento acariciado del formón, el siluetado mítico del serrucho.

En una vieja sacristía, apoyado contra la pared, descansa un inerte San Juan, al que le faltan dos dedos, y varios deconchones adornan la verde túnica, y deslucen el cabello de la modesta escultura de madera y yeso. Aguantando el paso de los años, recibiendo el sol que entra por la ventana, dejando al descubierto las motas de polvo, y las vergüenzas de lo añejo y la desidia.

Se lavó las manos como era obligatorio, por respeto, y purificación, y cogió un poco de la crema de garbanzos que su mujer había preparado, Echó de menos esos días de pascua en los que podía saborear la grasa del cordero, y la mecha inigualable de los muslos de lechal.Un manjar. Enrolló con una hoja de higuera un puñado de arroz aromatizado con limón, mientras pensaba en un matiz para una nariz, y con dos uvas en la mano quiso dibujar en su mente dos ojos que cautivaran la noche de los tiempos. Terminó su vino, agrio, y salió de nuevo en dirección al taller. No estoy para nadie, ya saldré. Se fue, se encerró sin miedo, a mirar cara a cara a la providencia.

Con su libreta de hojas muertas y su carbón que bien cupiera en un bolsillo, visitaba salas comunes de hospitales. Una mascarilla de tela en la boca, las redondas gafas sucias por el sudor que caía de la frente y por el polvo constante y eterno que se respiraba en el ambiente enfermo. los empujones, las prisas de las hermanas, el ruido de las bombas fuera, los nada apagados aullidos de dolor, el sentimiento de angustia. Como una mano invisible que agarra el interior de la entraña. Se sienta en el borde de una cama, dibuja, intuye, rasga en el papel los rasgos de aquel que se despide. Sintiendo que alguien le va a elevar a la inmortalidad se sumerge en un desapacible sueño lleno de dolor. La última espiración se le quedará grabada al otro, maldiciendo el cuaderno, las camas, las gafas, las navajas y las persianas a medio bajar..



Foto extraída de ABC


Vuela la imaginación de los que la ejercitan, de los que ven, oyen, sienten, incluso mastican el alma de las piedras, de la madera, del yeso, de los materiales que el planeta nos regala, y que están ahí, para quien quiera verlos y aprovecharlos. Rescatan de un limbo seco las faces, expresiones, que simbolizarán la fe y anhelo de los miles. Regalan al mundo la carilla vuelta de un almanaque de bolsillo, advocación de capilla oscuramente barroca de catedral, o llavero en oscuro bolsillo.

A los imagineros, aquellos que le piden permiso al mismísimo Dios, y al mismísimo humano, para retratarlo.

Los fotógrafos de la fe.

Las motas de polvo en el aire de la cotidianidad, los que se posan pacientemente en la forma, y la moldean.




miércoles, 18 de febrero de 2015

Quien espera, desespera.

El tiempo pasa como le viene en gana al que carga de arena los relojes.

Faltan cuarenta días, cuarenta, para que comience la Semana Santa, y digo cuarenta porque hoy es miércoles de ceniza, y digo cuarenta porque hablo de Semana Santa, que no de procesiones. Y digo cuarenta porque me refiero al Domingo de Ramos, y no al viernes de Dolores.
De procesiones extraordinarias andamos tan servidos que son ordinarias. Es muy frágil el alma humana, cuando se despide de su Paso hasta el año que viene, y le pide otra , y por eso caemos en el comprensible limbo de esperar desesperando. Y más si te ha llovido.

La pena nuestra del ser humano. Sentado al caliente sol de nuestras preocupaciones cotidianas, y afortunadas efímeras agujas, o terribles, Dios no quiera. El ser humano que levanta la vista hacia ese sol caliente, sin fuerzas para hacerse visera con la mano cansada, incluso dormida en el sueño de los injustos. Somos anhelantes consumidores de oxígeno, impacientes por rascarnos, y fruncimos el ceño maldiciendo ese sol que nos ciega y nos castiga.

Tan humano es estar cansado y no levantarse, como desquitarse frente al deseo. Por eso Jesús cayó ante ambas cosas y luego no calló ante ellas.

Un año de espera , y paseos por el pasillo. Con las manos en la espalda y la cabeza gacha. Pasos amplios y rápidos de ida y vuelta. Desesperando. Si la espera, según la RAE , es en su tercera acepción, "Calma, paciencia, facultad de saberse contener y de no proceder sin reflexión", ninguno la practicamos. 
La Pasión entra en juego y nos desespera, impacienta, exaspera.  Pasión, que significa " Apetito, o afición vehemente de algo" , he aquí la explicación. Nos pueden las ganas.

Pese a la relatividad del tiempo, sin tocar el tema, porque sería pisar terrenos abismales, es de justicia decir que incluso el que firma tenía ganas de contaros y ha desesperado al igual que vosotros durante este año.

Este año ha pasado de distinta forma para cada uno, y para cada hermandad, y para cada barrio, y para cada parroquia, y para cada país, y para algunos no ha llegado a terminar, por el simple hecho de ser cristianos en tierra hostil. Leyendo a Mateo, 5,44 " Pero yo os digo: amad a vuestros enemigos y orad por los que os persiguen", se te hacer eternamente difícil digerirlo. Creo que todos deberíamos pasar por confesionario, y creo que todos por el mismo motivo. Elija cada cual qué confesionario, qué interlocutor, pero no duden en escucharse a ustedes mismos y preguntarle al de arriba  ¿a esta rata quién la mata?.

Volveremos a celebrar la primavera como hace más de dos mil años, a celebrar la llegada del Nazareno a Jerusalén como hace dos mil años, y a sacar a las calles nuestras creencias como, esperemos, otros dos mil años más. Le volveremos a decir al mundo que no es delito la impaciencia ni la pasión, ni honrar el arte o la inocencia.
Pediremos vivir sin miedo, debajo de nuestras telas de antiguo terciopelo, aunque el miedo es inherente al ser humano. Ese ser, débil, como empezaba diciendo en este primer texto de la cuaresma. Incluso el Dalai Lama confiesa estar aterrorizado al subirse a un avión.
Pediremos por los nuestros , los aquellos, y los que no quieren que seamos ni unos ni otros.
Pediremos porque no nos ciegue el brillo del sol y cuando vibren nuestros tambores, no dejaremos que sirvan para llamar a la masa que ávida de circo se acerque al tintineo de unas monedas lanzadas al aire por los patronatos y los mercaderes.
Pediremos por salir en procesión porque es la puerta directa que llama al cielo y querremos que todo el mundo participe de ello.

Tan sólo daremos rienda suelta a la inquietud que ha volado enjaulada,un año entero.